¿Alguna vez pensaste que cada minuto nuestro organismo lucha contra enemigos invisibles que pueden causar envejecimiento prematuro y enfermedades? Estos enemigos se llaman radicales libres. Son moléculas que actúan sobre las células sanas, provocando reacciones en cadena que terminan dañando tejidos y órganos, acelerando el envejecimiento celular y el desarrollo de diversos tipos de cáncer.
Qué son radicales libres y por qué nos hacen daño
Un radical libre es una molécula que se produce cada día en nuestro organismo como resultado de las reacciones biológicas que se producen en las células. Los radicales libres son moléculas muy reactivas, necesarias para realizar determinadas funciones y mantener el estado de salud. Diariamente se producen este conjunto de reacciones en el organismo y que se pueden englobar como “respiración celular”. Todas estas reacciones son necesarias para la vida celular. Lo malo no es que se generen radicales libres en el organismo, fenómeno que ocurre en situaciones normales, sino que exista un desequilibrio entre su producción y su eliminación, que es lo que determina que aparezca o no la enfermedad.
La interacción de los oxidantes con estas moléculas producirá en ellas una modificación estructural, que se traducirá en una alteración funcional. El efecto que producen los oxidantes en los organismos vivos se ha denominado estrés oxidativo.
Parece que los radicales libres contribuyen de forma importante a la aparición de enfermedades tales como la arterioesclerosis, la artritis reumatoide, el enfisema, el síndrome del distrés respiratorio del adulto o los procesos isquémicos del sistema nervioso central. Es posible que en otros procesos como las enfermedades fibrosantes, el síndrome del aceite tóxico, la úlcera péptica, ciertos cánceres, e incluso el envejecimiento, intervengan los radicales libres.
Cómo protegernos de los efectos adversos de los radicales libres
La contaminación atmosférica, dietas pobres en vegetales frescos y malos hábitos como el consumo de alcohol y tabaco favorecen la aparición de radicales libres. Los hidrocarburos presentes en la polución ambiental constituyen, asimismo, una fuente nada despreciable de radicales libres. Nuestro organismo tiene sus sistemas de defensa contra los radicales libres, pero para prevenir y disminuir el efecto nocivo de la producción incontrolada de radicales libres se necesitan determinados nutrientes para poder funcionar: los minerales y las vitaminas antioxidantes.
Los antioxidantes son sustancias encargadas de neutralizar a los radicales libres y protegernos frente a su acción dañina sobre las células. Los antioxidantes los podemos encontrar en ciertos alimentos, básicamente son las vitaminas (antioxidantes naturales) como:
● Betacaroteno (provitamina A) que los podemos encontrar en frutas y verduras como la zanahoria, el tomate, el mango o el melón.
● Vitamina C abundante en los cítricos (limón, naranja), el kiwi y el pimiento entre otros vegetales. Es un nutriente esencial que nuestro cuerpo consigue a través de los alimentos que consumimos diariamente. Esta vitamina actúa frente al daño causado por los radicales libres y ayuda a preservar el estrés oxidativo, además de que favorece la formación de colágeno y elastina.
● Flavonoides, también son sustancias naturales con gran capacidad antioxidante, predominan en el vino tinto y en el té verde.
La hoja de amaranto, el ingrediente principal del té antioxidante AMAATÉ, contiene todos los antioxidantes mencionados anteriormente en grandes cantidades. Una taza de té de hoja de amaranto contiene 12 veces más antioxidantes que una taza de té verde y 2 veces más antioxidantes que una taza de té matcha, según los estudios realizados por el laboratorio International Testing Chemistry Inc., EEUU.
No dejes a tu cuerpo solo en la lucha contra los efectos adversos de los radicales libres – ayúdale con los mejores aliados: los antioxidantes!